CUANDO LOS BEBÉS JUEGAN SOLOS... ¿?
Hace varios años, cuando trabajaba en un taller de electrónica ubicado por calle Santiago, llegó un señor, amigo del dueño. Estuvieron conversando un rato. Yo hacia mi trabajo en el fondo, la verdad no preste atención a su charla. Cuando este señor se fue, entró mi jefe al fondo del local y muy sorprendido me contó lo que aquel señor le dijo:
Hace varios años, cuando trabajaba en un taller de electrónica ubicado por calle Santiago, llegó un señor, amigo del dueño. Estuvieron conversando un rato. Yo hacia mi trabajo en el fondo, la verdad no preste atención a su charla. Cuando este señor se fue, entró mi jefe al fondo del local y muy sorprendido me contó lo que aquel señor le dijo:
Este amigo de mi jefe le contó que él y su familia estaban
pasando por una situación difícil, que no sabían a quien consultar o pedir
ayuda pues era algo que daba temor y hasta vergüenza, por los prejuicios de la
sociedad, le daba pudor contarlo.
Contó que tenían con su esposa un bebé (creo que dos años tenía
su bebé, no recuerdo bien) y que de un momento a otro una serie de extrañas
situaciones comenzaron a suceder en su hogar. Situaciones tales como ruidos de
noche, pisadas a los pies de la cama; y unos extrañísimos eventos con su bebé.
Como por ejemplo, que el marido al levantarse a la madrugada para ir al baño y
en plena oscuridad encontrara a su pequeño hijo jugando solo en la sala de
estar con unos juguetes. Al inexplicable hecho de como hizo su bebé para bajar de
su cuna y llegar solo a la sala estando jugando en la oscuridad, se le sumaba
ver sombras.
Efectivamente, su esposa era la que mas percibía aquello,
como una sombra pequeña que deambulaba en la cocina o en la habitación. Era
escurridiza y ella llegó a pensar que se estaba volviendo loca. Con su marido
notaron que estos extraños sucesos siempre estaban de alguna manera ligados a
su bebé. De hecho, algo ya recurrente era ver a su hijo, como conversar
balbuceando con alguien en determinada dirección, y luego ver como algo, como
una silla o un juguete, llegaba a moverse solo. Lo ambiguo de todo esto hizo
que se lo guardaran y de alguna forma estaban aprendiendo a convivir con lo que
fuere que ocasionaba todo esto. Lo que sin embargo fue, la gota que derramó el
vaso y confirmó que lo que pasaba no era producto de su imaginación, termino
siendo tal vez la mejor evidencia; una fotografía.
En efecto, para el cumpleaños de su bebé, se tomaron varias
fotografías. En varias, siempre cerca de su hijo, una especie de sombra oscura
y pequeña aparecía. La más terrorífica fue una donde se apreciaba claramente a
un ser ubicado detrás de su hijo, como asomando su cabeza y mirando la cámara
con aquella macabra cara de un viejo con dientes picados y un brillo como el de
gatos en los ojos. Esa foto la vio mi jefe y lo dejo sobrecogido.
Éste amigo de mi jefe le contó que después de aquello busco
ayuda con una curandera que le dijo que "eso" era un duende maligno y
que vivía en uno de los juguetes que tenía su hijo y que le fue regalado por
alguien que odiaba a alguno de ellos y quería destruirlos de esta forma.
Cuenta, que en un ataque de desesperación, una noche cargó
todos esos juguetes en su auto y fue a parar al parque 9 de julio para
arrojarlos en el lago; pero que en lo mejor que estaba haciendo aquello, un
policía pasó por allí en la patrulla y al ver la inusitada actividad se detuvo
a preguntar qué hacía. Contó que tuvo que explicar todo lo que le pasaba con
lágrimas en los ojos por el miedo a lo que pudiera pasarle a su hijo. El
policía comprendió la situación y lo dejo continuar.
Nunca más volví a saber que paso con este señor y su
familia. Pero...es una situación por la cual nunca quisiera pasar.
Alfonso Cisneros, Monteros (TUCUMÁN)
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